Cambios
Empecé a escribir mientras trabajaba para una empresa que publicaba artículos de contenido cannábico, y resultó que se me daba bastante bien.
De repente, todo el tiempo que pasé de niño leyendo libros del Sapo Ruperto y de Percy Jackson me estaba facilitando una oportunidad de desarrollo en mi nuevo trabajo, años más tarde.
No solo esto, sino que mi persona estaba desbloqueando una nueva misión, que me seguiría motivando incluso después de haber perdido el trabajo en esta empresa.
Mathias Krell iba a ser un activista cannábico.
Con el poder de la escritura y mucho THC, íbamos a cambiar la mente de las personas que se niegan a aceptar los beneficios medicinales e industriales de esta planta, siendo el objetivo final llegar a la presidencia con el plan perfecto para convertir al Uruguay en un paraíso marihuano para uruguayos y turistas.
Una causa noble, que seguro iba a llenar de orgullo a mis padres. Parecía estar bastante convencido de que lo mejor para mi vida era dedicarme a defender los derechos del cogollo, que me bendecía todos los días con una nueva locura.
“Todos los días son una nueva oportunidad para quedar re loco” — Mathias Krell
Además, tampoco es que la marihuana sea lo único en mi vida.
Cubro mis gastos con el sueldo de mi trabajo actual, estoy cursando una licenciatura y encima voy al gimnasio 5 veces por semana.
¿Qué más se puede pedir?
A ver, es verdad que se me van alrededor de 6 mil pesos por mes en cogollo y la deuda con el club no da para más…
También es cierto que la mitad de lo que dicen los profesores se me olvida a los minutos, y es posible que el típico bajón dulce me esté arruinando el sacrificio del entreno.
Y, a todo esto, ¿me cambia que las relaciones con la gente que no fuma empeoren poco a poco porque no paro de hablar todo el día de porro, o porque mientras ellos hablan mi cerebro reproduce aquél temita del Wiz? Yo solo necesito a los que están en la misma que yo, pensaba.
Por suerte, este no era el único pensamiento que existía en mi cabeza. Poco a poco me estaba dando cuenta de que algo más grande ganaba importancia: la necesidad de auto superación.
Hace mucho tiempo (quiero pensar que desde siempre) que la ambición forma parte de mí, y estoy seguro de que forma parte de vos también.
Sin el impulso para mejorar que tiene nuestra especie, ninguno de nosotros viviría las vidas que vivimos, y si nuestras mentes no estuvieran repletas de pensamientos de deseo y logro, ¿para qué nos levantamos en la mañana? ¿Por qué invertimos nuestro tiempo y gastamos nuestros recursos en la escuela, en el gimnasio, en la peluquería y en las tiendas de ropa?
Por más que no lo pensemos 24/7, todos anhelamos ser la mejor versión de nosotros mismos, y aunque el mensaje moderno de la sociedad sea el de aceptarnos como somos, no tengas dudas de que tu vida sería mejor si trabajaras en vos mismo todos los días.
Hace casi dos años que mi vida cambió, una noche que me encontraba echado en la cama, ahogado en mi mente.
El disgusto que sentía despertó en mi cabeza una disposición para mejorar, y ante la necesidad de cambio, busqué.
En cuestión de minutos, mi celular me estaba mostrando a un referente que tenía las palabras que yo necesitaba escuchar, y pude comprender, a los 21 años, lo que significa ser guiado.
Aprendí que los conceptos que manejaba no representaban lo mejor para mi vida, y me comprometí a no volver a dar por saciado el hambre de aprendizaje.
Este fue el primer paso en mi proceso consciente de autosuperación, proceso que determiné que duraría por el resto de mi vida.
La historia continúa un año y medio después, con Mathias fumadaso en una fiesta en una casa.
En un momento específico pasó algo que me llevó de forma rápida a una conclusión importante — mi estado de locura se estaba interponiendo entre mis objetivos y yo.
Pensando en esto me acerqué a mi mejor amigo, para comentarle sobre este descubrimiento, por lo que él procedió a preguntarme porqué seguía yo fumando si tenía tan claro que me estaba afectando en algo tan importante. Sin pensarlo, mi respuesta fue decirle que, en ese momento de mi vida, me valía más la pena estar re loco que lograr esto que quería.
Nuestro peor enemigo
Existen demasiadas formas con las que nosotros, las personas, nos auto saboteamos.
La marihuana fue mi identidad por mucho tiempo, lo que hizo que se sintiera difícil eliminarla de mi día a día, pero para el momento en que dejé de comprar cogollo, ya había podido librarme de otras costumbres autodestructivas.
Viviendo en el siglo XXI, se me hace difícil listar la inmensa cantidad de cosas que pueden interponerse entre las personas y sus mejores versiones, y las más comunes suelen pasar completamente desapercibidas por la persona promedio; puede que te duela escucharlo, pero algunas de estas son el azúcar, las redes sociales y el porno.
Para la persona que lea esto, sin importar quién o de dónde seas, me encantaría mirarte a los ojos y decirte que vos también sabés cuáles son los comportamientos que te convierten en tu peor enemigo.
Hoy por hoy (mediados de febrero del 2023), me encuentro haciendo el esfuerzo diario para aferrarme a los buenos hábitos que usé para reemplazar las malas costumbres.
Yo entiendo que sea verano y estés de vacaciones.
Reconozco que no estoy al tanto de tu situación personal.
Seguramente tengas tus prioridades y pienses que no tenés tiempo.
Solo quiero decirte que, si después de leer esto, no podés evitar que tu cabeza te invada con esos aspectos de la vida en los que querés mejorar, es hora de que te pares frente al espejo y no te vayas hasta creer que el cambio está en tus manos.
Realmente lo podés lograr.